Convento de San Antonio

A aprox­i­mada­mente 800 m. al suroeste del pueblo, cer­cano a la ermi­ta de Villavie­ja, en las fal­das septen­tri­onales del cer­ro donde se asien­ta este tem­p­lo, se local­izan las ruinas del antiguo monas­te­rio fran­cis­cano de San Anto­nio.  Son clara­mente per­cep­ti­bles los alza­dos de la igle­sia, el claus­tro, y otras depen­den­cias, desta­can­do el cono­ci­do como Panteón.

La igle­sia es de una nave con crucero, cabecera rec­tan­gu­lar y tres tramos de muros de sillería y mam­postería con pilas­tras toscanas, entabla­men­to, arcos de medio pun­to y bóvedas de lune­tos. Jun­to a la cabecera, al este, está el pan­teón de Los Ramírez de Arel­lano, fun­dadores del monas­te­rio, de plan­ta octogonal.

Se tra­ta de una obra comen­za­da a con­stru­ir en 1611 y final­iza­da en 1617. Su retablo se encuen­tra en la igle­sia par­ro­quial de Nalda.

Fue aban­don­a­do como con­se­cuen­cia de la exclaus­tración de 1836, ver­i­fi­ca­da el 13 de junio de ese año, fes­tivi­dad de San Antonio.

Entre su rico pat­ri­mo­nio mue­ble, desta­camos un cuadro de El Gre­co, actual­mente expuesto en el Museo de La Rioja.

Los restos con­struc­tivos del monas­te­rio se encuen­tran divi­di­dos en varias parce­las de tit­u­lar­i­dad pri­va­da, lo que difi­cul­ta cualquier actuación sobre él. En las fal­das del cer­ro donde se posi­ciona la ermi­ta, se con­ser­va una  cavi­dad con­stru­i­da y embu­ti­da en la ladera, que parece cor­re­spon­der­se con una antigua bode­ga perteneciente al monas­te­rio. Pre­sen­ta can­tos y mam­puestos en las pare­des y  cubier­ta de arco reba­ja­do a base de piedra de toba.