Antes y después de las obras

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Parque del Arañal

Estas obras trans­for­maron una zona en la que solo había maleza y suciedad en un boni­to par­que que tiene área de jue­gos , aparatos de gim­na­sia, fuente y área verde con mobil­iario urbano revi­tal­izan­do y sane­an­do la zona para dis­frute de los vecinos.

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Plaza de la Tela

Se ha ren­o­va­do aprovechan­do al máx­i­mo el espa­cio, con un nue­vo quiosco mas acorde al entorno, nue­vo mobil­iario urbano y susti­tuyen­do los árboles por jar­dineras, que serán replan­ta­dos en el nue­vo par­que del Villavie­ja, ya que dete­ri­ora­ban el pavi­men­to con su raíces. Destacar el dis­eño del castil­lo y la nue­va iluminación.

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Castillo de Nalda

Las excava­ciones arque­ológ­i­cas, que se han lle­va­do a cabo, des­de finales de 2012, en el cono­ci­do “Cer­ro del Castil­lo”,  han saca­do a la luz la for­t­aleza que aquí hubo. Donde antes ape­nas podía intuirse su pres­en­cia, hoy emer­gen muros de gran poten­cia. El per­fil del pueblo ha cam­bi­a­do. El cer­ro vuelve a estar coro­n­a­do por un Castil­lo, tal y como aparece en el escu­do de la villa.

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Ortofotos  de las fases de las excavaciones realizadas en el Castillo de Nalda Señorío de Cameros

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Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Nalda

Las obras que se han lle­va­do a cabo en la igle­sia de Nues­tra Seño­ra de la Asun­ción, han con­segui­do solu­cionar las Nal­da que sufría el tem­p­lo, evi­tan­do con ello los des­per­fec­tos que oca­sion­a­ba. Además, se ha ade­cen­ta­do la ima­gen tan dete­ri­o­ra­da que antes lucia.

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Calle del Oro

Obras de reor­ga­ni­zación y ren­o­vación de todas las tuberías. Actuación que ha con­tem­pla­do la mejo­ra de la sal­i­da al Somo y la reduc­ción de pen­di­ente para que quede más allana­da, solu­ciona­do igual­mente el prob­le­ma de arañal de la zona ya que todas las tuberías y alcan­tar­il­la­do han sido renovadas.

 

 

 

Casa del Ermitaño en la Ermita de humedades. humedades. Ntra. en Sra.

Se ha ren­o­va­do de for­ma inte­gral el teja­do y se han reha­bil­i­ta­do los muros del edi­fi­cio, evi­tan­do cualquier peli­gro para la Ermita.