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Historia

El doc­u­men­to escrito más antiguo con­ser­va­do en el que se men­ciona la vil­la de Nal­da es del  año 1040. En él, Fortún Sánchez fir­mó como tes­ti­go en una escrit­u­ra por la que el rey Don Gar­cía de Nájera entre­ga­ba a Aznar Íñiguez una casa y una heredad en tier­ras del Iregua, a cam­bio de un caballo.

Entre los sig­los XIV y XIX, Nal­da fue sede prin­ci­pal del Señorío de Los Cameros, estrechamente lig­a­do a la famil­ia Ramírez de Arel­lano. Este señorío com­prendía un vas­to ter­ri­to­rio que llegó a abar­car des­de el norte de la actu­al provin­cia de Soria (Yan­guas, Mon­tene­gro…) a las “Siete Vil­las”, en el cur­so alto del Najer­il­la, el cur­so medio del Iregua, munici­p­ios como Vil­lanue­va y Pradil­lo, así como otras pos­e­siones situ­adas en el valle del Ebro, como Alcanadre, Muril­lo de Río Leza, Arrúbal o Ause­jo, pasan­do por Muril­lo de Cala­hor­ra, Velil­la de Ocón o Entrena.

El ori­gen de dicho señorío parece estar en el reino de Viguera (finales del siglo X, con la con­quista del ter­ri­to­rio por parte de los cris­tianos). Orig­i­nal­mente fue una tenen­cia, que fue con­ce­di­da a Fortún Ochoa, descen­di­ente del Conde muladí Casio, fun­dador de la dinastía de los Banu Qasi, de Tudela, hacia el 1040 por el rey Gar­cía Sánchez III de Pam­plona “el de Nájera”. En el siglo XIII, los For­tu­niones, que era como se conocía a la dinastía comen­za­da por Fortún Ochoa, fueron susti­tu­i­dos por una de las ramas de los López de Haro, una de las famil­ias nobil­iarias más impor­tantes de La Rio­ja en la Edad Media, has­ta que en 1366, entra en esce­na Juan Ramírez de Arel­lano, estable­cién­dose des­de entonces en Nal­da la cap­i­tal­i­dad del señorío, has­ta su abol­i­ción por la Con­sti­tu­ción de Cádiz de 1812.

Hacia 1551, El obis­pa­do de Cala­hor­ra envía un vis­i­ta­dor a cada una de las  local­i­dades de la dióce­sis. De los datos recogi­dos se desprende que Nal­da en ese momen­to con­ta­ba con “dozien­tos bezi­nos” y era juris­dic­ción del conde de Aguilar. Su igle­sia tenía de prim­i­cia y renta 50.000 mar­avedís, estando uni­da a la de San Pedro de Islal­lana y a la de Sorzano. Había entonces en Nal­da  “quoa­tro her­mi­tas: Sant Miguel y Sant Pedro, Sanct  Han­drés   y Nues­tra Seño­ra y Sant Martín”. Había en la vil­la 3 cofradías: de San Blas, de San Miguel y de Nues­tra Seño­ra de “Vil­la Uçe”,  así como un hos­pi­tal.  

Nalda firmante de la Convención de Santa Coloma.

El 8 de diciem­bre de 1812– se reunieron en San­ta Colo­ma los comi­sion­a­dos de 62 local­i­dades entre ellas Nal­da, para debatir las prop­ues­tas que enviarían a las Cortes de Cádiz. De allí sal­ió la exi­gen­cia de reunificar La Rio­ja como provin­cia, tres días más tarde se creó la Diputación Provin­cial. Pero, el regre­so al trono de Fer­nan­do VII, tras la Guer­ra de la Inde­pen­den­cia, cercenó cualquier aspiración ter­ri­to­r­i­al y política

 

Casco urbano de Nalda


arcowebEl cas­co antiguo de Nal­da responde a una urban­ización en basti­da de tipo medieval, con calles de ten­den­cia con­cén­tri­ca sigu­ien­do las cur­vas de niv­el del cer­ro en el que se asien­ta. En la cum­bre del mis­mo se encuen­tran los restos del castil­lo. El traza­do de la mural­la, que pudo ya  exi­s­tir en el siglo XII, se intuye en algu­nas calles como la de la Cár­ca­va. Jun­to a la igle­sia, quedan restos de una puer­ta en arco apun­ta­do bajo tor­reón cuadra­do con un gar­itón inte­ri­or cilín­dri­co vola­do. Es el cono­ci­do como Arco de la Vil­la, aparente­mente de los sig­los XIII ó XIV. Que­da tam­bién un grue­so cubo redon­do frente a la antigua ermi­ta del Cristo (románi­ca) real­iza­do en sillería, pero muy reformado.

En el cas­co antiguo exis­ten ejem­p­los de edi­fi­cios civiles del S. XVI bla­son­ados y bal­cones de her­ra­jes, galerías de arcos de medio pun­to y gen­eral­mente con plan­tas bajas de sillería y altas de ladrillo. La plaza tiene sopor­tales data­dos entre los sig­los XVI y XVIII.

 Islallana

El cas­co urbano de Islal­lana se dispone en ladera. Sobre el bar­ran­co que cruza el pueblo, existe un puente de un ojo muy apun­ta­do real­iza­do en sillería que para algunos autores pudiera ser medieval. De entre los edi­fi­cios, desta­ca la igle­sia de San Pedro Apos­tol. Se tra­ta de un tem­p­lo de una nave de 5 tramos, con cabecera cubier­ta con cañón apun­ta­do. La por­ta­da situ­a­da al sur, es de medio pun­to y está cega­da. A los pies existe un ingre­so de medio pun­to bajo pór­ti­co cer­ra­do y espadaña de dos hue­cos.  En la facha­da norte, hay canes lisos bajo el alero, en muy mal esta­do. Parece un edi­fi­cio tar­dorománi­co (s. XIII)  muy remoza­do en el S. XX.

Aunque en las traseras del cas­co urbano, adosa­do a las peñas exis­ten numerosos ejem­p­los de hábi­tat rupestre, admin­is­tra­ti­va­mente, todos ellos pertenecen al tér­mi­no munic­i­pal de Sorzano (antigua­mente aldea depen­di­ente de Nalda).